Como dice el refrán: A perro flaco, todo son pulgas, y yo, sintiéndolo por los que de buena fe ahora están intentando curarse las heridas, no voy a perder la oportunidad de criticar a los que se creen que las condiciones de vida de los ciudadanos es para apostarla a un juego incierto donde si se gana, se gana poco y es para pocos y si se pierde, se pierde mucho y lo perdemos todos.
Con la candidatura de Madrid 2016 ha pasado lo que algunos ya teníamos una corazonada que iba a pasar, una inmensa deuda que los ciudadanos tardaremos años en pagar y una infraestructuras y un modelo de ciudad que se construye desde la élite a golpe de talonario y que al final solo sirven para engordar sus carteras, si a esto le unimos la situación de graves dificultades (crisis, cierre de empresas, paro, subida de impuestos, etc.,) por la que estamos atravesando, solo cabe pensar que el tortazo de colores que la candidatura de Madrid ha recibido tendrá consecuencias negativas no solo económicas, también políticas a corto y medio plazo, sobre todo para Alberto Ruiz Gallardón, Esperanza Aguirre ya se tiene que estar afilando los colmillos. De todas formas si bien esto podría ser un daño colateral para las aspiraciones de Gallardón para suceder a Mariano Rajoy en lo político, que se puede considerar (visto lo visto el comportamiento critico en nuestro País, igual me equivoco y es todo lo contrario, Gallardón gana enteros) a mí lo que verdaderamente me preocupa es saber cuánto nos ha costado y en que se han invertido los millones de euros que muy bien se podrían haber invertido en crear tejido productivo o directamente a prestaciones no contributivas, o en sanidad, enseñanza, etc., etc.,
Lo malo de todo esto es que nadie de todo el arco político con representación institucional pedirá que se rindan cuentas, pues hasta Izquierda Unida se unió a la fiebre del Olimpismo, algo que solo se puede interpretar como una medida tomada por la debilidad de la formación que ha preferido sumarse a una ilusión artificial antes que preocuparse de analizar si verdaderamente merecía la pena de criticar la ilusión inducida e impuesta a los ciudadanos, aunque en principio y como es habitual nos granjeara un alud de críticas, debilidad que pasa por admitir que los que mandan se dediquen a crear castillos en el aire y vendernos humo que al final solo benefician a minorías (eso sí, con cuantiosos beneficios) y debilidad por no asumir un rechazo a que para lograr cambios y reformas para mejorar las condiciones de vida de la mayoría esto tenga que pasar exclusivamente por organizar unos juegos olímpicos.
Se me podrá objetar que a toro pasado es muy fácil criticar y que lo ético hubiera sido hacer la crítica antes de, pero digo yo ¿alguien hizo caso a los que (y fuera del oportunismo-populista del Pp) avisaban de la crisis? Ahora solo toca esperar que a ninguna lumbrera se le ocurra pedir de concurrir para las olimpiadas de 2020, pues me temo que el perro flaco ya no aguantará más pulgas, además, que por lógica e intereses de ese organismo plagado de bien pagados del COI, en 2020 le tocará organizarlos al continente áfricano.
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